Imagen: http://www.nhli.org/latiendita.htm |
CARMEN
Todos los
días Carmen se despierta a las 7 am y observa la foto de Juan sobre la mesilla.
Su hija le tiene dicho que no se levante tan temprano, pero han sido más de 40
años preparando desayunos y su cuerpo funciona como un reloj.
-
“Mama, ¿qué vas a hacer despierta a estas horas?
Aprovecha a descansar lo que no has podido descansar antes. ¡Con las ganas qué tengo
yo de jubilarme!” – y le hace un guiño, mientras la conduce de nuevo hacia la
habitación.
Carmen
piensa en cómo ha cambiado su vida en los dos últimos años. Juan se ha ido de
un día para otro y a ella le ha pegado un patatazo el corazón. Ahora vive con su hija y su nieta. Todas las
mañana, desde la cama, escucha el agua en la ducha, huele el café recién hecho e intuye las pisadas de atrás hacia adelante hasta que se cierra la puerta que da a la
calle. No volverá a abrirse hasta la noche.
Entonces se
levanta y comienza las tareas. La artrosis la está matando pero nada es
suficiente para ayudar. Desde luego, la pensión por viudedad no. Y eso que ella ha estudiado y
podría haber cotizado. Las Monjas le recomendaron Magisterio Infantil. Luego se
casó, llegó su primera hija y le volvieron a recomendar, esta vez, ejercer en
casa. Con el sueldo de Juan era suficiente.
“¿Qué sería
de mi sin ellas? – se pregunta. No entiende lo que está sucediendo.” Con lo
preparadas que están y fíjese; a una la
despiden tras veinte años en la misma empresa, y la otra, estudiando alemán
para irse… - le cuenta a Conchita en TiempoPropio.
“Sigue sin ser fácil” – piensa mientras recoge
la casa. “Mañana o pasado les contaré que la medicación no me hace efecto.
Mejor dentro de unos días, cuando la empresa de Julia comience a ir mejor… sí,
mejor dentro de unos días” – y continúa la faena antes de sentarse a leer.
JULIA
“Cada vez
hace más frío a estas horas de la mañana” – piensa mientras camina a casa de
Pepa. Hace un par de semanas, mientras colocaba ejemplares en los estantes,
escuchó una conversación:
-
“Necesito a alguien por las mañanas hija. Por lo
menos para planchar y ayudarme en lo más básico”
Julia no lo
pensó dos veces y cuando pasaron por caja a pagar, comentó educadamente que ella buscaba algo así. Complementario a su
negocio. “La librería abre a las diez y usted vive aquí al lado. Podría estar casi
un par de horas todas las mañanas”
Y eso hace.
El dinero viene bien en casa, paga las clases de alemán para Lucía y ayuda a
que mama no se preocupe por vivir con ellas. Por supuesto, no se lo ha contado. Les ha dicho que quiere
hacer inventario y llevar la contabilidad al día. Un pequeño sobre esfuerzo
para que el negocio despegue. Prefiere no dar explicaciones ni generar tensión.
Cuando terminó
de estudiar Ciencias Audiovisuales y comenzó en el periódico como becaria, jamás
pensó que su carrera profesional se truncaría tras veinte años impecables
ejerciendo. Pero llegó la crisis, los recortes, los problemas con su marido, y
de un día para otro, se encontró sin empleo y sin compañero. El compañero hacia tiempo que no estaba con ellas, mejor así.
Julia
está bien. O eso dice. Ha ganado el
juicio a la empresa y ha montado una pequeña librería en el centro. De momento
no ha despegado, pero confía en su proyecto. La que realmente le preocupa es su
hija. “¿Qué está haciendo aquí? Debería estar ya en Alemania. En cuanto se
defienda un poco con el idioma, volveré a insistir para que se vaya. ¡Por
favor! A su edad, yo llevaba años cotizando y estaba pensando en tener un bebe.
Merece vivir su vida y no estar preocupada por su abuela, y mucho menos por mí…”
– piensa en ello mientras Pepa la recibe con una sonrisa. “Te he cogido cariño
Pepa. Creo que no podré dejar de venir así me toque la Lotería” – piensa mientras
pasa.
LUCÍA
Ellas
piensan que no me entero de nada, pero están muy equivocadas. A la abuela cada
día se le nota más torpe agarrando el tenedor y el cuchillo. Desde que me quedo
en casa, escucho los suspiros ahogados en el pasillo. Y mi madre llega cada
noche más cansada. ¿Y ese cuento de salir de casa a las ocho menos cuarto? Esta
es capaz de haber aceptado otro empleo con tal de que a nana y a mí no nos
falte nada. Mañana mismo me ofrezco a acompañarla a la Librería. Y llamo a la
Doctora para la revisión de la abuela.
Me preocupa
mucho la nana, se va a quedar muy sola cuando yo no esté. Pero no puedo esperar
más tiempo. Si mi madre se entera de que hace un par de semanas que he dejado
la Academia de alemán, me mata. Ya estoy suficientemente preparada y prefiero
quedarme en casa con la abuela. Le he dicho que tengo que hacer redacciones a
ordenador y que no hace falta que vaya a las clases. Lo cierto es que, desde
entonces, me he dedicado a enviar cartas de presentación y Curriculums a las
empresas de Ingeniería. Nana lee por las mañanas y después, charlamos sobre lo
que ha leído o sobre la vida; o simplemente, estamos juntas. Quiero exprimir el
mayor tiempo posible con ella. Me han ofrecido un puesto interesante hace unos
días y acabo de aceptar. Me pasaré la tarde con nana, la llevaré al Teatro y
después visitaremos a mama en la librería.
Esta noche
daré la noticia en la cena. Mama dirá: “¡Champán para todas!”, yo exhibiré mi
mejor sonrisa y nana se emocionará. Sé que brindaremos por nosotras, pero en
realidad, cada una estará brindando por la otra. Además es 8 de Marzo, sé que
mama contará anécdotas de los veinte años que cubrió El Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras. La abuela la mirará con orgullo y yo, también.
Me lo llevo
todo en la maleta. Me han dado lo mejor de cada una y me siento afortunada por
ser su hija y su nieta. Ahora me toca a mí hacer que se sientan orgullosas.
Deberías escribir el libro completo!!!
ResponderEliminar:-) Sí. Te ha gustado el relato, ¡me alegra!
ResponderEliminarPrecioso
ResponderEliminarBeatriz Egido.
Es precioso. Tierno. Puro amor y pura vida. Me ha encantado.
ResponderEliminarY a mi me encanta que os haya gustado. Es un pequeño homenaje a todas las mujeres y la realidad que les (nos) ha tocado vivir. Juntas siempre. Gracias..
ResponderEliminar