Imagen: http://www.paracitarme.com/2010/02/la-gran-pequena-y-mediana-literatura/ |
Sabes que no
eres perfecta, pero ahora, a ese tipo de perfección la llamas cobardía. Aun
así, sigues siendo imperfecta, porque a veces no eres valiente.
Ya no ocultas
que estás triste y que te has cansado de algunas personas. Sabes que es inútil golpear
tu cabeza contra una pared, porque sólo tú sales malparada.
¿Qué ha
pasado con aquella niña que escribía? ¿En qué momento ha dejado de escribir? ¿Cuándo
se ha bloqueado?
Lees a
Virginia Woolf. Lees a Alison Bechdel. Lees a más escritoras. Las admiras
profundamente. Te identificas con algunas facetas de su vida.
Ahora eres
amiga, pareja, compañera, tía, hermana… y en un mundo de etiquetas, también
eres Trabajadora Social. Has sido otras cosas. No ha sido un sueño.
Echas la
vista atrás y sabes que las palabras hacen daño, pero no impiden avanzar.
Eres muchas
cosas, pero nunca será suficiente. Pero ERES. Existes por ti misma. Has dejado
atrás “nunca serás…” aunque la edad adulta te ha removido la juventud y
adolescencia. Por eso, sigues a años luz de una autoestima que ya nunca será. Todo
es como es; y no merece la pena darle más vueltas.
Has cometido
errores. Has hecho daño. Pero has pagado tu pena y ahora recibes el cambio.
Sabes a quién quieres y quien te quiere. Dudas de las buenas intenciones de las
personas.
Ahora miras
el salvapantallas del portátil y sientes una felicidad extraña remotamente
conocida. Hacía tiempo que no sentías algo tan puro. Y sonríes.
“Aquí la
gente de frente” pero tu vida han sido rodeos. Secretos a voces y mentiras a
medias. (Tu vida, la otra) La que has construido es diferente. No quieres
secretos ni mentiras. No ocultas nada, porque no eres culpable.
Lees,
transcribes y sufres, pero desde la distancia, estás a salvo. Tienes miedo del
futuro pero no volverías al pasado.
Te quedan un
puñado de personas y un montón de viejos diarios. Sientes pena de la niña y la
adolescente. Pero como adulta no te das pena; tienes que agarrar la vida por
los cuernos.
Ya no mientes
por nadie, no enmascaras y llamas a cada cosa por su nombre. Sigues intentando
escribir una historia que a veces te supera, pero algún día terminarás de hacerlo
porque sigues en el camino.
"En suma, desde pequeño, mi relación con las palabras, con la escritura, no se diferencia de mi relación con el mundo en general. Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas." Eso decía el gran maestro Cortázar y no aceptar las cosas como vienen es otra manera de estar, de seguir en el camino.
ResponderEliminar"Estés donde estés" que decía una amiga mía.
Ahí sigo. Y creo que esa amiga tuya te lo dijo en serio "Estés donde estés", porque al fin y al cabo, ¿quién dicta a quien debes llevar contigo y a quien dejar en el camino? La distancia, seguro que no. Gracias por leerme nena! Ailoviu!
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