lunes, 30 de agosto de 2010

Capítulo I - Tercera y última parte




















Estaban más tranquilas cuando su hermana volvió a entrar en casa. Anita había hecho un garabato azul en un folio y corrió a enseñárselo a su madre. Ella le sonrió, pero sin hacerle demasiado caso, encendió un cigarrillo y se puso a fumar.
Trato de calmarlas – calmarse – e inhalo y exhalo el humo compulsivamente mientras hablaba.
Así llevaban un rato, más o menos “tranquilas”, cuando Anita comenzó a requerir más atención de su madre.
-        Mama… ¡miga! (mira) ¡miga! (mira) mama, mama, mama, mama…
Y entonces ocurrió. La hermana de Eva se levantó bruscamente, fue hacia la niña, la agarró por la pierna y la tiró contra el sofá gritando que “¡ya estaba bien, que dejase descansar un poco a su madre!” ante una boquiabierta Eva que vio “volar” a su sobrina por delante de sus narices. La habitación se paralizó durante unos instantes.
- ¡¿Pero que estás haciendo?! ¡No puedes hacerle eso a la niña! ¿Estás loca? – gritó Eva rompiendo el silencio
Su hermana se abalanzó hacia la pequeña Anita y empezó a llenarle la carita de luna llena a besos. No paraba de pedirle perdón a la niña y de comprobar una y otra vez si estaba bien. La niña estaba paralizada y no reaccionaba de ninguna forma. Ni siquiera lloraba.
Eva tampoco, y eso que hubiese querido llorar en ese momento. De hecho, tenía ganas de llorar desde el principio. Sentía un nudo en el estómago y otro enorme en la garganta. Llevaba un rato aparentando tranquilidad pero realmente estaba muerta de miedo y respiraba con dificultad. Sentía miedo ante una posible vuelta a casa de su cuñado, ante otro ataque de nervios de su hermana, a no estar allí para “controlar” lo que sucediese…
Por eso se había quedado y no estaba corriendo ya hacia su casa. La otra razón para no llamar adult@s que se hiciesen cargo de la situación, era que su hermana se lo había pedido por favor... ¿qué otra cosa podía hacer? Su hermana nunca le había pedido nada hasta entonces, ¿cómo podía gritarle que no, que debía salir corriendo a buscar ayuda para las tres…? Total, ahora, ¿ayuda para qué? ¿Por qué no había salido antes a buscarla?
En ese momento, había pasado todo y su hermana reía compulsivamente, y lloraba, y abrazaba a Anita, que imitaba a su madre y reía también, y le agarraba la barbilla con su manita rechoncha y le subía la cara para mirarle los ojos y comprobar que mama seguía riendo
-        Mama… ¡volé! ¡Volé como un avón (avión)! – y soltaba grititos nerviosos mientras hablaba
Eva comenzó a reír de forma histérica. Se dio cuenta de que aquella risa tan ridícula y estúpida, le hacía sentir mejor en aquel momento, y se dejó llevar. Reía y reía nerviosamente mientras contemplaba aquella “hilarante” escena sobre el sofá.
Entonces, decidió que no volvería de visita a aquella casa y nunca volvió sola por allí.
Años más tarde, sólo recordaba el incidente de “la puerta”, nada más. La anécdota de “aquella birria de puerta, que una tarde de invierno, su cuñado destrozó a patadas”
Tuvo que ser su terapeuta, muchos años después, quien le hiciese recordar aquel episodio como lo que realmente fue.
Su memoria a largo plazo, caprichosa donde las haya, lo había archivado sin posibilidad de rescate. Como otras muchas cosas.
Eva podía tener muchos defectos… pero no era tonta.

3 comentarios:

  1. puf! escalofriante historia tamy!! continua escribiendo que eres muy buena, ya las he leido todas y estoy deseosa de leer mas ( y tu sabes q nunca he sido muy dada a la lectura!!) un besazo guapa

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  2. El texto da qué pensar, nena.Ocurre tan a menudo y sin embargo se habla tan poco de ello...!Lo peor de todo es que son las víctimas de esos infiernos las que sienten vergüenza ante lo vivido,cuando debería ser al revés.Sus voces se silencian y no son capaces de hablar de esos momentos, su mente bloquea recuerdos como sistemas de defensa, y logran seguir adelante con más o menos secuelas.
    Pensando en tu relato, se me plantean varias preguntas y varias teorías al respecto. Por qué la hermana en cuestión no termina con ese infierno?Tanto ella como su hija están sufriendo, la madre en ese momento y la niña en un futuro (porque ahora puede que no se de cuenta de las cosas, pero cuando empiece a entender, sufrirá).Tal vez esa hermana está repitiendo un rol que ya conoce? (su madre pasó por lo mismo?). Tal vez sienta que sola no puede avanzar? (mujer sin recursos, es decir, sin trabajo, sin dinero, sin manera de sustentarse por ella misma).Ambas dos opciones me parecen acertadas, tal vez aguante esta situación para que a su hija no le falte de nada, y sin embargo la culpa de su propia desgracia haciéndola "volar". Creo que toda mujer ha de ser consciente de quién es y asumir sus actos o no actos, protegerse y no depender de nadie. Creo que esa mujer debería rehacer su vida lejos de aquello que la dañe, reconstruirse de pies a cabeza, y sobre todo:ser consciente de que una es responsable de lo que le pasa, en la gran mayoría de los aspectos. Si no te gusta algo, date la vuelta y vete.Esperemos que en el próximo capítulo sea una mujer un poquito más sana.Me encantaría leer cómo su autoestima se recupera y cómo se reconvierte. Buscar ayuda como dice Eva me parece el primer gran paso ;)

    Me ha encantado, nena, pero eso si....cuidado con las faltas!!! ;)

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  3. Un buen escrit@r hace que el lector se sumerga en la más profunda meditación, tu relato no dejara indiferente los sentimientos del que lo lea, eres muy buena escritora, no lo abandones,tienes mucho que enseñarnos.YAMIRL

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