lunes, 8 de diciembre de 2014

¿Tú conmigo?

Sólo había sentido aquel dolor revitalizante una vez; Natalia. Insultantemente desafiante. Con falda prohibitiva y sin rastro de sostén. Otra rizosa que reía a carcajadas. Pero entonces, él tenía veinticuatro años y trataba de enseñar literatura. Ella, contaba dieciséis, y ninguna gana de aprender. Se pasó el curso mirando aquellos pezones altivos y recitando “Los amantes” – (…) Pero… - ¿Tú conmigo? – en cambio, Natalia, se lo pasó mirando distraída hacia la ventana. Y es que ni ella, ni nadie, imaginaban que el Profesor ponía su cara y su cuerpo en cada chica con la que se acostaba. Dejó que copiase en los exámenes para asegurarse de que se iría. O para que se fijase en él, lo cual, jamás sucedió. Sufrió, vaya si sufrió. Se sintió sucio, rechazado, dolorido e incluso asqueado. Hasta que al fin, tras varios novios adolescentes, Natalia se esfumó del Instituto y no volvió a verla, salvo en algún sueño de vigilia.
Cristina, tardó trece días exactos en colocar su nombre en el rellano. “CRISTINA MONTES – 3º A”. Para entonces, ya era la de la risa sonora que traspasa paredes; anfitriona de paella los miércoles; la rizosa que no utiliza secador y jamás cierra una ventana; morena salerosa que escucha y canta a Sabina. Cristina de noche y Cristina de día. Cristina.

5 comentarios:

  1. ¿Por qué me da a mi que este tío no es de trigo limpio? XD... pero sinceramente esa tal Cristina me parece literalmente conocida!!! ;)

    ResponderEliminar
  2. Mmm, me gusta tu profesor pervertido, habrá que ver si termina por encontrarse 'casualmente' con su nueva vecina.

    ResponderEliminar
  3. David, ahí le has dao! Me temo que efectivamente, no es trigo limpio. Trato de empatizar con él, a ver dónde me lleva... ;-)

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  5. La obsesión del profesor raya la psicopatía sexual. A ver dónde acaba todo esto jeje

    ResponderEliminar