lunes, 23 de junio de 2014

Madrid

Imagen propia
























Entre 1948 y 1949, Kerouac escribió: “[…] La única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un “¡Ahhh!...” 
75 años más tarde, en El Retiro de Madrid, comprobé de nuevo que no hace falta lluvia para mojarse. Pero también me mojé bajo la tormenta. Recordé a la gente que está loca por vivir, mientras ella, construía un improvisado tocado en la casa escondida. Un mágico y misterioso callejón, dónde ella sí bosteza, pero también ríe y sonríe. Y hay una enigmática puerta roja. Y no tiembla, a pesar de que es propiedad privada, a pesar de que amenaza lluvia. Al contrario, con gesto firme, me ofrece su pañuelo estampado de mariposas. Una prenda con pasado e historia. No crean que cualquier cosa. Y mientras, continúa girando. Y yo, rodeada de naturaleza viva, en el centro de la ciudad de asfalto, sonrió al recordar como comienza la cita de Jack “Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas…” Y desde el pulmón verde, nos comimos Goya, Génova, Bilbao y Malasaña. Pero sin vacilar un instante. Kerouac, anticipó que LA es la ciudad más solitaria y la más brutal de toda América. Nuestra suerte es, que entre miles de cosas que hacer, nos hemos ido a encontrar en Madrid. Sabina lo tiene claro, “Allá donde se cruzan los caminos”. Sí, Madrid.

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