Fíjate,
existen todo tipo de parejas,
y extrañas alianzas entre todas ellas.
Existe la protección y la comodidad,
la lujuría y la pasión,
el compromiso y la entrega
Existen y/o coaccionan todas juntas,
y/o por separado.
Es jodido cuando la pasión no va acompañada de la entrega.
O el amor no lleva de la mano al compromiso.
Supongo que lo más jodido es tener que alejarte de lo que más quieres por no ser tú lo más querido...
No creo en "para siempre", prefiero "el momento perfecto"; la historia justa, en el instante idóneo, durante el tiempo que haga falta...
Hasta hoy, no comprendo el infinito como sinónimo de felicidad. Me importa más el instante, el concepto de Carpe Diem... pero las personas nos reiventamos, somos dinámicas, cambiamos constantemente y esta reflexión de junio podría ser otra si el libro que la inspiro lo hubiese leído hoy...
por los meses, los días, las horas, los minutos y los instantes importantes...
Un domingo cualquiera
ResponderEliminarquizá tarde
sobre todo
para algunos
corazones rotos,
ella me dio
su luz
en forma
de silencio
denso
y dulce,
pura armonía
en sus ojos
que me cobijaban
sin decir
nada,
sin atreverse siquiera
a nombrar
lo que sé seguro
ella podía
ver en mi
bajo el humo
y la oscuridad.
No dijo nada
y aquel silencio
que me regaló
durantes segundos
lo llevo dentro
cual ancla
para amarrarme
a la tierra firme
que aquella tarde,
ella, tú,
la que esto lee ahora,
con sonrisa luminosa,
me ofreció
sin yo pedir nada,
sin lágrima alguna,
tan sólo
el acuerdo
mutuo
que dos mujeres
en silencio
pueden alcanzar
cuando la trasparencia
de un lago
helado
las define.
Porque ella, sí, tú,
supo cobijarme
en una de las peores
tormentas
que sacudió
mi suelo.
Porque, por tanto,
si ahora escribo
esto, aquí,
en tu ventana,
es tan sólo posible
porque ella, tú, chicaluz,
acariciaste
el corazón
herido
con mano invisible
y certera, porque
recordaste
las palabras mágicas
que sin saberlo,
una vez pronunciadas,
pueden salvarnos
de nosotros mismos,
si el corazón
es suficientemente
sabio para ver
más allá
de lo evidente,
de escuchar el sonido
del silencio
que dos cuerpos
forman
sin contacto
alguno
cuando entre ellos
surge el respeto
y la mirada cómplice,
la cercanía,
en definitiva,
ante el dolor del otro,
ante la impotencia
que, ella, tú,
sabe curar
a golpe de silencio y luz.
Toda ella luz...
"Todo pasará", dijo.
Y la luz
me cegó
la pena.