miércoles, 11 de febrero de 2009

Reflexiones de Junio

Fíjate,
existen todo tipo de parejas,
y extrañas alianzas entre todas ellas.
Existe la protección y la comodidad,
la lujuría y la pasión,
el compromiso y la entrega
Existen y/o coaccionan todas juntas,
y/o por separado.
Es jodido cuando la pasión no va acompañada de la entrega.
O el amor no lleva de la mano al compromiso.
Supongo que lo más jodido es tener que alejarte de lo que más quieres por no ser tú lo más querido...
No creo en "para siempre", prefiero "el momento perfecto"; la historia justa, en el instante idóneo, durante el tiempo que haga falta...
Hasta hoy, no comprendo el infinito como sinónimo de felicidad. Me importa más el instante, el concepto de Carpe Diem... pero las personas nos reiventamos, somos dinámicas, cambiamos constantemente y esta reflexión de junio podría ser otra si el libro que la inspiro lo hubiese leído hoy...
por los meses, los días, las horas, los minutos y los instantes importantes...

1 comentario:

  1. Un domingo cualquiera
    quizá tarde
    sobre todo
    para algunos
    corazones rotos,
    ella me dio
    su luz
    en forma
    de silencio
    denso
    y dulce,
    pura armonía
    en sus ojos
    que me cobijaban
    sin decir
    nada,
    sin atreverse siquiera
    a nombrar
    lo que sé seguro
    ella podía
    ver en mi
    bajo el humo
    y la oscuridad.
    No dijo nada
    y aquel silencio
    que me regaló
    durantes segundos
    lo llevo dentro
    cual ancla
    para amarrarme
    a la tierra firme
    que aquella tarde,
    ella, tú,
    la que esto lee ahora,
    con sonrisa luminosa,
    me ofreció
    sin yo pedir nada,
    sin lágrima alguna,
    tan sólo
    el acuerdo
    mutuo
    que dos mujeres
    en silencio
    pueden alcanzar
    cuando la trasparencia
    de un lago
    helado
    las define.
    Porque ella, sí, tú,
    supo cobijarme
    en una de las peores
    tormentas
    que sacudió
    mi suelo.
    Porque, por tanto,
    si ahora escribo
    esto, aquí,
    en tu ventana,
    es tan sólo posible
    porque ella, tú, chicaluz,
    acariciaste
    el corazón
    herido
    con mano invisible
    y certera, porque
    recordaste
    las palabras mágicas
    que sin saberlo,
    una vez pronunciadas,
    pueden salvarnos
    de nosotros mismos,
    si el corazón
    es suficientemente
    sabio para ver
    más allá
    de lo evidente,
    de escuchar el sonido
    del silencio
    que dos cuerpos
    forman
    sin contacto
    alguno
    cuando entre ellos
    surge el respeto
    y la mirada cómplice,
    la cercanía,
    en definitiva,
    ante el dolor del otro,
    ante la impotencia
    que, ella, tú,
    sabe curar
    a golpe de silencio y luz.
    Toda ella luz...
    "Todo pasará", dijo.
    Y la luz
    me cegó
    la pena.

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