martes, 10 de febrero de 2009

La chica triste del vagón de metro











*Sucedió en Londrés - 19/12/08*

En el metro de Londrés me he fijado en una morena que iba sentada.
Llevaba la melena muy larga, su pelo no era liso ni rizado, más bien lo llevaba descuidado, tal cual cayese a ambos lados de la cara. También llevaba unas gafas de pequeña montura y una chaqueta de color claro.
No era llamativa, ni especialmente guapa, pero tenía la expresión más triste que he visto en mucho tiempo, y por ello, la observé largo rato...
Es imposible saber que podía sucederle realmente, quizá nada... pero aún así, comencé a cavilar
Pensé que sus preocupaciones quizá diferían completamente de las mías.
Quizá yo desconozca sus costumbres, o quizá su ritmo de vida no tenga nada que ver con el mio.
Quizá vivamos en distintos países y pertenezcamos a diferentes culturas; pero quizá no.
Quizá, pese a su país de origen, le hayan roto el corazón a esa chica.
O quizá, pese a la cultura a la que pertenezca, no haya logrado alcanzar sus metas o sueños.
Quizá, se haya quedado en el camino, o quizá, no sabe como llegar a fin de mes
...preocupaciones universales que no conocen fronteras ni entienden sobre culturas...
El rollo, ha sido verla allí sentada, a diez pasos de mi, y a pesar de no conocerla absolutamente de nada, haber sentido su pena...
La mirada, pérdida; los ojos, abatidos; la expresión, derrotada; y su gesto facial, triste, muy triste...
Por espacio de tres minutos, he pensado de todo un poco. He recordado otras caras similares que he visto a lo largo de mi vida; me han venido a la mente las oportunidades no seguidas, los fracasos que uno experimenta a lo largo de los años, y las veces que yo he podido tener esa lánguida expresión de tristezas arrastradas y abatimiento moral. He ido cavilando sobre qué podía sucederle a aquella chica, y me han entrado ganas de sentarme a su lado para decirle: "tranquila, esto también pasará..." - frase que yo escuché en un pelí, con la que (con razón!) me abría tomado por loca...
El caso es que me quedé hipnotizada, mirándola, sintiendo empatía y a algo de lástima a la vez; pero no hice nada; ni un gesto, ni un pequeño ademán hacia ella
Al contrario; mi mente sacó provecho, y guardó en la memoria las facciones de infelicidad de esta chica, facciones que indican y expresan el sentimiento mejor que cualquier diálogo
Por supuesto, ella no se dio cuenta de que la estaba observando, y más tarde supe que mi chico también lo había hecho; cada uno por su lado, cada cual imaginando un porqué...
Y cuando el metro llegó a nuestro destino, "Wood Green", ambos bajamos y el vagón partió con la chica triste allí sentada

1 comentario:

  1. Por fín tu blog .... era necesario ¡¡¡¡ que ganas tenía de leerte .... otra vez .... todo juntito aqui ... bieeeennn ¡¡¡¡¡¡¡
    ;-)

    Joder , a mi me gusta como escribes , mucho ......;-)

    Besitos soldadita

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